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SOLIDARIDAD ES LA BÚSQUEDA DE LA JUSTICIA, LA HACEMOS JUNTO A LOS HOMBRES Y MUJERES CON LAS QUE TRABAJAMOS

Nosotros

RESEÑA HISTÓRICA U.E. CARLOS PONCE MARTÍNEZ

RESEÑA HISTÓRICA U.E. CARLOS PONCE MARTÍNEZ

El centro educativo tiene su origen en el año de 1996, cuando un grupo de moradores de la Ciudadela El Ejército, junto con el padre Delfín Tenesaca, párroco de la Ciudadela, ven la necesidad de gestionar la creación de una escuela que funcione en la Ciudadela y pueda atender la demanda de las familias que necesitan de educación para sus hijos. Luego de algunas reuniones deciden “crear una escuela” y para ello nombran una comisión integrada por las siguientes personas: Sr. Luis Almache, Sr. Jorge Flores, Sra. Carmen Granda, Sr. Adolfo Tambo, Sra. Inés Granda, Sra. Edith Del Valle, Sra. Delia Mazón, Sr. Gustavo Pilco y Sra. Aída Álvarez. Asisten en comisiones a la Dirección Provincial de Educación, quienes hacen una inspección para verificar dónde funcionaría la Institución, este lugar es en los salones de la Iglesia parroquial.

En vista de que la Dirección Provincial de Educación les negó la posibilidad de asumir al centro educativo como fiscal; el grupo de personas empeñadas en la creación de la escuela, decide acudir a Fe y Alegría, para solicitar asuma al Centro Educativo como parte de la red de Fe y Alegría, acuerdan con el Padre José Ribas de Reyna, Director Nacional de Fe y Alegría, crear la escuela. En el diálogo se establece que los moradores van a buscar un terreno donde se pueda ubicar al Centro Educativo naciente.

La Dirección Provincial de Educación de Pichincha, concede la autorización para crear la escuela con el Acuerdo Nro. 230 con fecha del 25 de septiembre de 1996, mediante el cual se registra el “funcionamiento de un jardín de infantes y escuela particular ‘SIN NOMBRE’, de primero a sexto grado en jornada matutina a partir del año lectivo 1996-1997”. Uno de los grandes bienhechores de Fe y Alegría fue el Sr. Carlos Ponce Martínez, quien perteneció al Primer Directorio, destacándose por su colaboración activa para que la obra de Fe y Alegría se extendiera en el Ecuador donando cada año un carro para la rifa; al ser asesinado en Quito el 29 de abril de 1996; el Directorio de Fe y Alegría, decide poner el nombre de Carlos Ponce Martínez, al centro de reciente creación, en reconocimiento de la labor imperecedera del Sr. Carlos Ponce. Este nombre se da mediante el decreto Nro. 109, con fecha 12 de diciembre de 1996.

BIOGRAFÍA P. JOSÉ MARÍA VÈLAZ FUNDADOR DE FE Y ALEGRÍA

BIOGRAFÍA P. JOSÉ MARÍA VÈLAZ FUNDADOR DE FE Y ALEGRÍA

El Padre José María Vélaz nació en Rancagua, Chile, el 4 de diciembre de 1910. Contaba cinco años cuando murió su padre, quedando su madre a cargo de cuatro hijos muy pequeños. Cinco años después regresaron a España, donde estudió en el internado de los jesuitas en Tudela y en la Universidad de Zaragoza. En 1928 abandonó sus estudios de Derecho e ingresó en la Compañía de Jesús. Su formación y la situación política de España lo llevaron por varios países europeos y, cuando estaba esperando ser enviado China, sus superiores decidieron mandarlo a Venezuela en el año 1946.

En agosto de 1949, fue nombrado rector del Colegio San José de Mérida. Allí desarrolló el colegio y varias obras en la zona. Después fundó una red de escuelas en varios pueblitos andinos que dependían del citado colegio, para atender mayor número de alumnos. Cuando terminó su período de rector ideó una red de escuelas campesinas por los llanos de Barinas, pero el proyecto no fue aceptado por los superiores y en 1954 se le envió a la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas. El año siguiente, en uno de los barrios más pobres de Caracas a escasos metros del Palacio Presidencial de Miraflores fundó Fe y Alegría. En 1960 se retiró de la Universidad Católica para dedicarse tiempo completo a Fe y Alegría, que en esos momentos ya contaba con 6.000 alumnos de los barrios marginados de Caracas y había comenzado a extenderse a Maracaibo y Valencia. Siguieron las fundaciones en Venezuela y Ecuador (1964), Panamá (1965), Perú y Bolivia (1966), Centroamérica y Colombia, El Salvador, Nicaragua y Guatemala, Argentina, Honduras, Paraguay, Brasil, República Dominicana, Chile, Haití y Uruguay, siguiendo un proyecto continental de alcanzar todos los países iberoamericanos. En 2007 comenzó también Fe y Alegría en África, concretamente en el Chad. Su último viaje le llevó hasta CaicaraPuerto Ayacucho, la Gran Sabana, para explorar la creación de escuelas para los indígenas. A su regreso a la escuela del río Masparro le sorprendió la muerte el 18 de julio de 1985. Murió en completa soledad, contento porque había logrado traer unas maestras para su nueva escuela campesina.

MISIÒN

MISIÒN

Fe y Alegría es un movimiento internacional de educación popular integral, promoción social y acción pública que inspirado en los valores del Evangelio y partiendo de los contextos de las personas y comunidades excluidas o empobrecidas de nuestro país, busca contribuir a la transformación de la sociedad, mediante la participación y trabajo en redes.

VISIÒN

VISIÒN

Soñamos con un Ecuador donde todas y todos tengamos las mismas posibilidades de una educación para la vida, transformadora, liberadora, inclusiva y de calidad; con una Fe y Alegría más profética, que responda a los nuevos contextos y necesidades educativas, con una presencia e incidencia política renovada en las nuevas fronteras de exclusión.

NUESTROS VALORES

NUESTROS VALORES

JUSTICIA: En la perspectiva de que cada cual tenga lo necesario para vivir dignamente.

SOLIDARIDAD: Es la búsqueda de la justicia la hacemos junto a los hombres y mujeres con las que trabajamos.

PARTICIPACIÓN: La búsqueda del bien común, exige un trabajo comunitario de quienes comparten un mismo sentir.

EQUIDAD DE GENERO: La educación ha de partir del reconocimiento de cada ser humano en su particularidad esencial.

RESPONSABILIDAD: Se comprende la responsabilidad como el compromiso ético de dejar una sociedad más humana.

RESPETO A LA DIVERSIDAD Y LA DIFERENCIA: Reconocemos el valor inherente de cada ser humano y, a partir de allí, la diversidad existente por las diferencias que constituyen a cada persona como ser único e irrepetible.

ESPIRITUALIDAD TRANSFORMADORA: Reconocemos la espiritualidad como parte fundamental del ser humano, como el aliento que hace que la persona respire y se oxigene, que esté viva.

AUDACIA: Enfrentamos los retos y desafíos con confianza y entereza; nos lanzamos a experimentar nuevos horizontes.

COMPROMISO: Implica encarnar los valores que dan consistencia a la vida, aquellos que nos permiten asumir nuestra responsabilidad frente a la realidad histórica que nos toca vivir no como carga, sino como disposición para enfrentar la realidad.

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